Día de los Muertos inspira un redescubrimiento cultural Mejor comprensión de la tradición china que era parte de mi niñez

by Yucheng Tang
posted Nov. 19

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Al entrar al lugar llamado “The Barn” donde mucha gente estaba reunida para la celebración mexicana del Día de los Muertos el 2 de noviembre, yo no anticipé que tal celebración me haría reconsiderar un festival chino – Día de la Limpieza de las Tumbas – que fue parte de mi propia niñez.

foto por Yucheng Tang
Los bailadores folklóricos celebraron en Meriam Park con coloridos actividades del Dia de los Muertos.

Música latina sonaba a todo volumen al fondo. Niños con caras pintadas de esqueletos bailaban y cantaban con alegría en el escenario. Al lado había una ofrenda comunitaria, adornada con fotos de seres queridos fallecidos; velas; y las flores cempasúchil las cuales se cree que guían a los espíritus en su regreso a casa.

Cerca, una mesa ofrecía pegatinas cortadas en forma de estas flores. En ellas se podían escribir en ellas los nombres de los propios seres queridos ya fallecidos, así como mensajes para ellos.

Apunté los nombres de mis abuelos y la frase, “Te echo de menos” en cada papel. Ambos ya fallecieron, uno en 2016, el otro en 2022.

foto cortesía de Yucheng Tang
Yongchao era un estudiante aplicado para su nieto.

El nombre de mi abuelo paterno es Yongchao, que significa “ola permanente” en mandarín. Cuando yo era estudiante de la primaria, me gustaba fingir ser maestro y le enseñaba a Yongchao escribir diarios y recitar poemas. Yongchao siempre me complacía, y pasaba horas escuchándome atentamente y terminando la tarea que le asignaba.

Mi abuelo materno se llama Huanhua, que significa “ilumina a China.” Era un bailarín y la gente siempre decía que yo heredé su talento artístico. Años de formación en la danza le dieron una postura perfecta – siempre se mantenía erguido y no podía resistirse a bailar cada vez que sonaba la música.

Pensar en ellos me hizo llorar, pero la música viva, varias presentaciones y la vista de las bellas calaveras decoradas que me rodeaban de pronto interrumpían mi tristeza. Las calaveras, frecuentemente consideradas espantosas en China, se habían convertido aquí en un símbolo de la muerte y del renacer. Incluso compré una de las que se pueden pintar con pintura comestible. Y un pincel.

foto cortesía de Yucheng Tang
El abuelo de Tang, Huanhua, baila a la orilla del mar. Se le atribuye haber transmitido su talento dancístico a su nieto.

No pude resistir pensar en un festival similar en mi pueblo natal al otro lado del Pacífico: El Día de Limpieza de las Tumbas.

En China, todo el mundo regresa a su pueblo al principio de abril para honrar a sus difuntos y sus a ancestros. Las familias visitan a los panteones en la primavera, limpian las tumbas, hacen ofrendas de comida y recuerdan a los difuntos.

Después de conocer el Día de los Muertos, la similitud de los dos festivales me sorprendió. Lo mismo que las personas que celebran el Día de los Muertos, nosotros dejamos los platos favoritos de nuestros seres queridos juntos a palillos chinos, platos y tazones llenos de comida y alcohol en frente de las tumbas. La creencia es que nuestros seres queridos regresan para disfrutar las ofrendas.

Mi abuela solía murmurar una serie de oraciones, rogando por bendiciones, suerte y fortuna para nuestra familia. El ambiente siempre era serio y solemne. A veces, un niño travieso, ignorante de las reglas, agarraba sigilosamente un poco de la comida mientras mi abuela todavía estaba rezando. Eso se consideraba una falta de respeto para los ancestros y, al ser regañado seriamente, el niño retiraba sus pequeñas manos culpables.

Rellenábamos a los platos y vasos, dando por un hecho que nuestros ancestros consumían las ofrendas. Para evitar que se desbordaran las tazas, servíamos solo un poco de alcohol al principio, dejando espacio para servir más después. Cuando era niño, siempre me parecía esta escena divertida e incluso ridícula, y no entendía el significado espiritual.

Mis recuerdos del Día de la Limpieza de Tumbas están casi siempre envueltos en tristeza, bajo un cielo oscuro y una lluvia constante. A menudo la poesía china capta a menudo esta melancolía. Un famoso poema, recitado por casi todos los chinos, dice: “Una llovizna cae el Día de Barrer Tumbas; los viajeros en la carretera parecen almas perdidas.” El poema suena aún más deprimente en mandarín.

Quemábamos “dinero de papel” – los papeles beige que representan nuestras divisas y que los ancestros necesitan en el más allá – y esperábamos que nuestros parientes tuvieran suficiente. A mí no me gustaba esta parte; el humo negro apestaba y quemaba a mis ojos, y les hacía a lagrimar. El mundo a mi alrededor parecía atrapado en un vasto y oscuro remolino.

foto por Yucheng Tang
Justina Sotelo acompaña a una niña en la mesa de arte.

Justina Sotelo, una vendedora que conocí en el evento, se había pintado una monarca – la mariposa de la inmigración – en su cara, y llevaba alas eí su espalda.

“Hay una tristeza acerca del Día de los Muertos,” dijo. “Pero no es el enfoque. La idea es que haya una celebración, una aceptación de la muerte, un reconocimiento de la muerte.”

¿Celebración? Nunca concebí el Día de Limpieza de las Tumbas en estos términos. Nunca pensé que podría estar tan lleno de alegría como el Día de los Muertos. Pero mientras reflexionaba y me obliga a pensar en ello después de escuchar lo que dijo Sotelo, me recordé momentos de risa y alegría en nuestras festividades.

Como hijo único, a menudo me sentía solo mientras crecía, pero durante el festival tenía muchas ganas de pasar tiempo con mis primos. Las tumbas de mis bisabuelos estaban en una pequeña montaña cerca de un arroyo. Después de visitarles para mostrar nuestro respeto, la familia entera se reunía junto al arroyo, colocaba una parrilla y asaba carne. Los adultos preparaban la comida y los niños chapoteaban en el agua fresca. Los adultos charlaban y contaban historias, algunas de los difuntos, otras de los vivos. El aire se llenaba de charlas, risas y el aroma de comida sabrosa.

Los platillos que llevábamos siempre eran especiales. No faltaba Qingtuan, un dumpling chino de color de jade y hecho de arroz pegajoso mezclado con artemisa china. Normalmente, hay de dos sabores, dulce y salado. Yo era muy aficionado al Qingtuan dulce, cuyo relleno está hecho de frijoles rojos, pero a medida que me fui haciendo mayor me aficioné a la versión salada.

Otro de los platillos básicos eran los caracoles salteados. Los miembros de la familia solían debatir sobre quién tenía la mejor receta y el ganador tenía que guisarlos el próximo año. La más joven de mis tías siempre ganaba y aparentemente, estaba orgullosa de ello.

Me preguntaba: ¿Acaso no es una forma de celebración pasar tiempo con los seres queridos y gozar de deliciosa comida? Creo que uno de los deseos de mi abuelo habría sido ver a su familia feliz, aún después de haber fallecido.

“Hay algo normal en reconocer que ya se han ido pero que también están con nosotros,” Sotelo me había dicho. “Nos ayuda entender la muerte y saber que los seres queridos siguen viviendo a través de nuestras prácticas, cuentos y memorias.”

foto por Yucheng Tang
Vendedora en el evento de Día de los Muertos.

Sus palabas resonaban dentro de mí. Después de que se fallecen nuestros seres queridos, debemos seguir adelante. Pero también necesitamos llevarlos en nuestros corazones o memorias. Es un proceso, con toda la tensión entre olvidar y recordar que conlleva.

Yo no diría que el Día de los Muertos cambió mi actitud hacía la muerte, pero las aparentemente formas exageradas de celebrar me dieron la oportunidad de redescubrir el Día de Limpieza de las Tumbas, una tradición que me pertenece a mí y que está profundamente arraigado en mi herencia.

Por ejemplo, añadir alcohol a una taza de la que nadie toma ya no es ridículo –es una tradición, una práctica y un cuento que nos une con los que hemos perdido. Por ejemplo, el Día de Limpiar las Tumbas no era solamente acerca de la tristeza pesada: también había alegría y celebración.

foto por Yucheng Tang

Tal vez nunca comprendía la esencia del festival cuando era niño. Tal vez apenas empiezo a comprender ahora lo que significa lamentar la pérdida de un ser querido y honrar el pasado.

Antes de que saliera de El Barn, otro vendedor, Justin Stier, dijo que cuando se mudó a Chico hace 20 años, aparte de la comunidad de habla hispana no había mucha gente que celebrara el Día de los Muertos, pero que cada vez es más y más popular. Supongo que se tardaría más tiempo y haría falta una comunidad más grande para que el Día de Limpiar las Tumbas se haga más popular y mejor conocido en este continente.

Mi pegatina en forma de una flor de cempasúchil con mi letra está en un rincón de mi escritorio de trabajo. Mientras contemplo el cielo gris desde la ventana de mi departamento, me pregunto: ¿Hay fronteras nacionales y divisiones culturales en el otro mundo donde se encuentran los difuntos? Guiados por el cempasúchil, ¿podrían mis abuelos chinos, Yongchao y Huanhua, encontrar la senda a mi nuevo hogar en California – un lugar que jamás podrían haber imaginado – para visitarme?

Los extraño.

Yucheng Tang es un California Local News Fellow reportando para ChicoSol. Cuando era joven, Yucheng pasó mucho tiempo con sus abuelos en China y dice que Chico parece al pueblo chino de su niñez.

Traducido por Lindajoy Fenley y Raquel Paraíso.

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